domingo, 12 de febrero de 2017

Decisiones

Suave.

Las acciones realizadas en caliente suelen ser las más sinceras. Cuando tu subconsciente le manda la orden a tu cerebro en un fracción de segundo, no trata de mandar lo políticamente correcto. Manda la orden de lo que realmente te gustaría hacer en ese momento.

Sin embargo, que sean sinceras no significa que sea lo mejor. Dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras. Y la palabra clave es repercusión. Es decir, toda acción conlleva una reacción, una reacción que hay que tener en cuenta.

Por ello, cuando tu cerebro reciba una orden alocada, sincera, que probablemente sea lo que más te apetezca hacer en ese momento, frena. Párate a pensar. Piensa en la repercusión que esa acción tendrá. Dicen que no existen fronteras para aquellos que son capaces de mirar más allá, ¡ve y mira más allá! Con la tranquilidad necesaria. Con la destreza con la que un escritor emplea su Mont Blanc en su mejor relato. Con la maestría con la que un artista perfecciona su cuadro casi acabado. Con la templanza con la que remueves el azúcar en el café, tratando de no perder la espuma.

Al final, no somos más que buscadores de causas perdidas. Tratando de querer saber más de lo necesario. Suavemente, piensa en la acción, su repercusión y las consecuencias; y entonces, decide. Al final, las cosas no son o blancas o negras. Al final, somos todos dueños de nuestros actos. Al final, detrás de cada persona, siempre se esconde ese secreto que no ha querido revelar nunca, por no querer desencadenar una ola de repercusiones.

Al final, tal vez sea mejor no echarle azúcar al café.

Tal vez.

JP

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