lunes, 28 de agosto de 2017

Elementos

4 dicen que son los elementos; a saber, agua, tierra, fuego y aire.

Todos ellos viven o se destruyen con algún otro. El fuego se termina con un chorro de agua, mientras que la tierra brota y se hidrata al ser regada. El fuego, a su vez, se aviva con una ráfaga de aire, y el aire se vuelve inexistente cuando te encuentras bajo el agua. Curioso, cuanto menos.

Este verano me he visto envuelto en los 4 elementos a la vez: la playa. Sumergido en el mar, con la seguridad de tener mis pies sobre la arena, y con el viento calmando en la medida de lo posible el sofoco producido por el todopoderoso sol. Y ninguno destruía a ninguno, sino que todos formaban parte de un momento mágico.

No creo en cosas o elementos destructivos, sino desaprovechados. Porque de todo se saca algo positivo. Que si anochece antes, será porque el mediterráneo te va a ofrecer una puesta de sol preciosa. Que si el sol se ha ido ya, la luna te contará mil y una historias. Que si el viento se toma un descanso, la toalla no se moverá. Y que si la marea baja, habrá más sitio para esa toalla.

Que si una persona actúa de una forma que no te gusta, te servirá para saber qué no tienes que hacer como persona.

Que si algo o alguien te está destruyendo, te puede servir para aprovecharlo de algún otro modo.

Sólo depende de la forma en la que mires al sol o a esa persona a cada amanecer.

JP

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