Te escribo esta carta porque estoy más
próximo a este 2016 al borde de su ocaso que tú, y es probable que me
acuerde yo mejor ahora que cuando tú la leas. No ha sido el mejor de los
años, la verdad; sin embargo, siempre hay cosas positivas que sacar.
Esa ha sido nuestra filosofía a lo largo de mi vida, y espero que siga
siendo la tuya. Porque como descubrió nuestro yo del pasado hace un par
de años, siempre amaina el cielo en Canarias por muy nublado que haya
amanecido.
En primer lugar, quiero pedirte que tengas paciencia en
2017. Las cosas se torcerán, como se han torcido este año, el anterior y
muchos otros. Paciencia. Siempre se puede girar la cabeza hasta verlo
del punto idóneo, lo sabes de sobra; no lo olvides. Y en el peor de los
casos, siempre vas a tener a los tuyos ahí para levantarte si te caes.
Espero
que sigas luchando por lo que quieres, que sigas disfrutando con lo que
haces. Que no decaigas, porque habrá mucha gente esperando ese momento y
querrán verte caer. No les des ese placer. Cuando tengas esa sensación,
recuerda quién eres, de dónde vienes y a dónde vas. Y acuérdate también
de recordárselo a tu yo del futuro, lo necesitará.
Ten presente
que los recuerdos son gula, no alimento. Esta bien recordar, disfrutar
de ellos; pero de recuerdos no se vive. Las huellas del camino se van
marcando, pero no son las huellas las que te muestran dónde ir, sino de
dónde vienes. Y tal vez mirándolas descubras hacia dónde estabas yendo,
pero tendrás que ser tú quien siga marcando la travesía.
No dejes
de sonreír, aunque haya gente que lo pretenda. Cuanto peor estén
saliendo las cosas, más debes poner en el otro lado para contrarrestar.
La risa se contagia, y nada te gusta más que ver a los de alrededor
alegres. Mientras tengas esto claro, estoy seguro de que todo irá sobre
ruedas.
Ah, y se me olvidaba. No discutas mucho con mamá. Se
seguirá equivocando a menudo, te seguirá tratando como si tuvieras 10
años y te seguirá controlando en exceso. Te aviso para que lo tengas en
cuenta y tengas paciencia. Ella cree que es lo mejor, y se irá dando
cuenta poco a poco de que hace tiempo que dejaste de ser un niño. Pero
todavía parece que no lo ha asumido. Entiéndela. Y cuando ellos hagan
algo mal, y recuerdes una bronca enorme que te echaron a ti hace tiempo,
que parecía el apocalipsis, por hacer exactamente lo mismo...
trágate tus palabras. En serio, déjalo ir. Sabes pasar de sobra, hemos
ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida a hacer oídos sordos. Haz un
esfuerzo y olvídalo.
Espero que vaya todo bien. Tengo plena
confianza en ti, pero te escribo esta carta porque una ayuda nunca está
de más, y nunca sabes si la necesitarás en un futuro. Seguiremos en
contacto.
Sé fuerte, JP
No hay comentarios:
Publicar un comentario